Calcitas de Camargo. Cantabria.

Este fin de semana, el Mineral Digital ha vuelto a visitar las canteras del valle de Camargo. Nuestro propósito en esta ocasión era disfrutar de una jornada picapedrera con el vizcaíno Aitor, con quien quedamos para que conociera este emplazamiento y sus minerales. Así que esta vez, nos reunimos un vizcaíno, un guipuzcoano y un cántabro.
Comenzamos la mañana sin madrugar demasiado, y a eso de las nueve ya estábamos en el lugar elegido, pronto comprobamos que las cercanas obras de la autovía “Ronda de la Bahía” habían consumido gran parte del material rocoso procedente de las voladuras, sobre todo las zonas más superficiales donde habitualmente habíamos encontrado más geodas. Tras dividirnos empezamos a batir los frentes posterior y laterales donde aún quedaban algunos restos, extrayendo pequeñas piezas sobre dolomía, muchas de las cuales presentaban un alto grado de oxidación superficial, como siempre gran variedad de formas, algo por lo que esta cantera es muy fructífera, cubos, escalenoedros, dientes de perro y piñas variadas. También encontramos una colada de aragonito blanco totalmente volada de la que sacamos alguno en formas arriñonadas y estalactititas, los cuales luego nos ofrecieron una muy buena fluorescencia bajo luz ultravioleta, algo también muy habitual en las muestras de este yacimiento. Tras unirnos de nuevo y poner en común las piezas extraídas, nos dirigimos a los niveles inferiores, sin muchas esperanzas de encontrar gran cosa, sin embargo y como suele acontecer, de donde menos se lo espera uno es de donde más se saca. La pared del nivel inferior presentaba signos de una voladura reciente y encontramos algunas geodas que rápidamente nos dispusimos a vaciar, grandes piñas de calcitas arracimadas y en líneas sobre matrices de areniscas que extrajimos sin un solo martillazo, ya que habían implosionado dentro de las geodas y se hallaban desprendidas totalmente. Tras algunos resbalones y culazos por la pared abajo conseguimos reunir un buen número de ellas, las cuales, como es habitual en nuestras salidas, repartimos al gusto de cada uno. En las imágenes podéis ver algunas de las piezas que me quedé yo, de buen tamaño y diferentes formas. Como la hora de la comida se nos echaba encima decidimos dejarlo ya, y abandonamos la explotación sin más sobresaltos, en busca de un merecido refrigerio matutino. Tras intercambiar impresiones con Aitor acerca de esta salida nos despedimos de él quedando para futuras excursiones. Ha sido un placer disfrutar de su presencia en esta saliduca. Tras llegar a casa y con ayuda de la manguera, retiramos la arena que cubría casi totalmente las piezas (apenas se apreciaban las puntas de las calcitas) y redescubrimos estas muestras que hoy os mostramos, con lo cual doy por terminado este relato en espera de actualizaciones más adelante.

Texto y fotografías: Picapiedra