Las primeras excavaciones documentadas en Corcoesto datan de principios del primer milenio, en la época de máximo apogeo del Imperio romano. Desde entonces, el aurífero cabanés ha pasado por muchas manos, siempre con un éxito productivo dudoso.En 1976, la empresa The Sagasta Gold Mines LTD reabrió la explotación de manera industrial, con pocos más resultados que el definitivo deterioro de los restos arqueológicos.
Río Narcea Gold Mines obtuvo la autorización del Concello de Cabana, en 1998, para realizar prospecciones en la antigua mina. Al año siguiente la compañía asturiana valoró los yacimientos entre «insuficientes y no muy suficientes» y en el 2000 declaró que podría comenzar la explotación de unas 40.000 onzas anuales. Los trámites empezaron a retrasar la ejecución y las previsiones se redujeron a 20.000 onzas solo un año después.
En septiembre del 2004 Río Narcea tiró definitivamente la toalla y Kinbauri recogió el testigo con expectativas bastante más optimistas que, a la espera de lo que ocurra está semana, están lejos de concretarse.
El oro que supuestamente albergan las tierras de Corcoesto, en el municipio coruñés de Cabana de Bergantiños, lleva haciendo brillar la imaginación de los lugareños y las empresas mineras desde tiempos de los romanos. Tras dos milenios de prospecciones y después de que en el último decenio varias empresas anunciaran planes fastuosos para hacerse con el preciado metal, todavía no se ha extraido la primera onza con verdadero valor comercial.En este momento, la compañía canadiense Kinbauri Gold Corporation está acabando de tramitar el traspaso de la propiedad que hasta marzo de 2005 pertenecía a Río Narcea Gold Mines. Según fuentes de la empresa, los trámites mercantiles se encuentran en «fase de transición» y pueden durar como mínimo otro mes. Esta misma semana está previsto un encuentro de directivos de firma minera para conocer como se encuentra la situación, coincidiendo con la celebración en Madrid del Gold & Silver Meeting. No es la primera vez que altos responsables de la firma canadiense tratan el asunto y, en vista de los éxitos anteriores, tampoco parece que vaya a ser la última.
En función de lo que se decida y de la celeridad con la que se resuelvan los asuntos burocráticos -que van ya camino del lustro-, podría darse el paso decisivo a la fase productiva. Los propios responsables de la compañía reconocen que ni ellos mismos saben cuando se podrán iniciar las extracciones. Siguen pensando en el 2010 como una fecha hipotética. Ese plazo ya se presentó en el 2006 y a día de hoy tiene más que ver con la alquimia que con la propia metalurgia.Con todo, la empresa asegura que el proyecto sigue en marcha, aunque el escepticismo de los cabaneses se haya tornado ya en resignación. «Yo lo sé por lo que pasó en Asturias, la gente no se lo creía y costó muchísimo que se lo tomasen en serio, pero ahora que está funcionando todo el mundo lo ve con normalidad», aseguraba ayer un portavoz de Kinbauri que gestiona las explotaciones asturianas.
La minera canadiense, según informaciones hechas públicas la semana pasada, prevé alcanzar una producción de 145.000 onzas de oro anuales en sus yacimientos en España a partir de ese 2010. Pero esos objetivos iniciales tienen un pequeño problema: unas 30.000 de esas onzas deberían salir de la mina de Corcoesto, pero en las 778 hectáreas que componen el terreno lo más parecido a una explotación son los restos desdibujados de las prospecciones que se realizaron en el 2006. En aquel momento, los geólogos de Kinbauri detectaron «vetas de gran potencial» en los yacimientos Pozo do Inglés y Petón do Lobo, justo donde la anterior propietaria, Río Narcea Gold Mines, había cesado la actividad porque no satisfacía sus expectativas.Los cálculos de rendimiento hablaban de uno o dos gramos de oro por cada tonelada de tierra tratada.
Copia en PDF del proyecto de la Kinbauri Gold en Corcoesto:
Texto: Juan Ventura
Fotografías: J.M. Casal
Mapas: Kinbauri Gold
Enviado: Carlos J. Rodriguez
Composición: Picapiedra
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