Una edición más del Mineral Digital, un editorial más, hoy dedicado a una materia tan complicada y delicada como es el capitalismo mineralógico.
El comercio existe desde que el mundo es mundo, siempre ha habido oferta y demanda de bienes, eso ha generado a lo largo de los siglos diferentes modelos económicos, hasta llegar a nuestros días y al modelo de “libre mercado” que en la actualidad prevalece.
Reseñar que fueron los minerales y metales preciosos, en los siglos XV y XVI, quienes contribuyeron a crear este modelo que hoy disfrutamos, a raíz del descubrimiento del Nuevo Mundo.
Hoy, este modelo económico se tambalea, a merced de los incrementos de costes y beneficios que dominan unos pocos, sin control gubernamental, es decir un capitalismo “laissez faire”, en español “dejad hacer, dejad pasar”. Basado en una completa libertad en la economía: libre mercado, libre manufactura, bajos o nulos impuestos, libre mercado laboral y mínima intervención de los gobiernos.
Este tipo de capitalismo se basa exclusivamente en el beneficio como objetivo, con un claro predominio de la ley de la oferta y la demanda en todos los ámbitos de la vida, excluyendo cualquier tipo de ventajas o problemáticas sociales, así como cualquier relación con la moralidad o la ética.
Sirva esta pequeña introducción para situar al lector en el medio social y económico, en el que se enclava el comercio de minerales, hoy, en el siglo XXI.
Cuando apenas estamos comenzando este año 2011, y por lo tanto se inicia la temporada ferial mineralogica, creemos importante dilucidar los diferentes frentes abiertos, con los que nos encontraremos a la hora de lidiar con esta ley de la oferta y la demanda mineral.
Teniendo en cuenta, que el beneficio, es el gran y único objetivo de este tipo de sistema económico, y por lo tanto de este tipo de comercio, no nos dejaremos influir por los cantos de sirena habituales: “que si yo esto lo hago por crear cantera” “que si para mi es una distracción y no un negocio” “ que si yo lo hago para poder aumentar mi colección”etc… aún siendo cierto en algunos, y minoritarios casos, trataremos este tema de una forma más global. Sobre todo porque el uso de Internet, le ha abierto la puerta a este comercio a la economía global, y si bien el slogan “Piensa globalmente, actua localmente” es válido en otros ámbitos, no lo es en este caso.
Dentro de este capitalismo mineralógico, encontramos hoy en día, muchos y muy variados hábitos y sistemas de venta, por un lado tenemos al comerciante de toda la vida, ese que ha elegido el comercio de minerales como sustento de su economía familiar, el cual paga sus impuestos como cualquier otro ciudadano y empresario, el cual en la mayoría de los casos ha procurado mantener una relación calidad/precio/información que le permite mantener su negocio dentro de unos standares de calidad, siendo competitivo y hasta cierto punto, hasta donde no le perjudique en su beneficio, honesto con sus clientes, es decir, un fenicio moderno. Esta tipología de comerciante, la cual apenas representa un 20% del total en nuestro país, ha extendido su negocio a la red, diversificando su actividad y aprovechando las evidentes ventajas que esta le proporciona, sobre todo en cuestión de acceso a un mercado mayor, con mayores ventajas de marketing y publicidad. Generalmente, y sólo generalmente, es un tipo de comerciante que gusta de proporcionar a sus clientes, la información más veraz posible sobre las piezas que vende, piezas etiquetadas correctamente y en buen estado, evitando falsificaciones, arreglos o procedimientos ajenos a la naturalidad de la pieza. Esta actitud de venta tiene un precio, o más bien, un incremento de precio, es decir, que pagaremos más porque la información y la pieza sea fiable, eso si, sin garantía ninguna de que lo sea. Habitualmente este tipo de vendedor garantiza cambios y devoluciones en su establecimiento, ya sea por daños en los envíos, errores de etiquetado etc…Además de aportar factura siempre que se le solicite. Ni que decir tiene que este tipo de comerciante no “produce”, es decir que invierte su capital en “producto” que extraen o trabajan otros.
Nos encontramos pues, ante un profesional, alguien que vive inmerso en esta economía de mercado, y que como tal, lucha por mantener su margen de beneficios y por rentabilizar su inversión. Por lo tanto, cualquier discusión sobre sus precios de venta al público, queda sujeta a estas características de comercio. La decisión de gastar nuestro dinero en su establecimiento, es sólo nuestra, pues por mucha oferta que haya, es la demanda la que controla dicha oferta. No nos quejemos de que un mineral es “caro” si estamos dispuestos a pagar lo que nos piden por él, ya que su adjetivación es totalmente subjetiva, lo que a nosotros nos puede parecer “caro”, a otros les puede parecer una ganga.
Haremos un pequeño inciso en este monólogo, para explicar la razón fundamental de crearlo, que no es otra que alertar a las nuevas generaciones de mineralogistas, que gracias a medios como la red, se van incorporando a esta afición, de lo que se van a encontrar cuando decidan invertir sus ahorros en su colección, una inversión siempre deficitaria, ya que desde el momento que trocamos nuestro dinero por un mineral, este pierde automáticamente un 50% del valor que estamos pagando, cuando menos, en algunos casos, llega a perder hasta el 80%, y en otros hasta el 100%. Más adelante explicaremos el porqué de esta depreciación instantánea, aunque para muchos es evidente, para otros es inconcebible.
Sigamos pues con el catalogo de comerciantes que nos podremos encontrar, tanto en recintos feriales, en nuestras ciudades, como en la red. Ya hemos examinado al profesional, pasaremos ahora a la figura del semiprofesional, esta tipología de comerciante se caracteriza por estar presente en multitud de eventos locales, un clásico, habitualmente especializado en producto nacional, y con variedad de lotes de minerales internacionales provenientes de países del Tercer Mundo. Generalizar con estos semiprofesionales ya se vuelve más complicado, pues a medida que avanzamos en la escala, nos encontramos con ramales diversos, cada vez más intrincados y difíciles de soslayar. Lo mismo estamos ante un semiprofesional, que ya está jubilado de su otra profesión y para quien los minerales representan un ingreso de sostén a su economía, como al pluriempleado que quiere aumentar su calidad de vida, o al parado que no encuentra otra salida laboral, entre ellos es clave una difusa figura fiscal, algunos son autónomos y otros ya pertenecen al denominado mercado negro. Dependiendo ante quien nos encontremos nos ofrecerá mejor o peor relación calidad/precio/información, del producto que estemos adquiriendo, así como mejores, peores o nulas, garantías sobre nuestra compra, aquí el tema ticket/factura es una especie en extinción, y con ello, el tema devoluciones está prácticamente descartado. Entre este tipo de comerciantes no es raro encontrar al expoliador, es decir, aquel comerciante que enterado de la existencia de un yacimiento acude con uno o dos ayudantes, una furgoneta, y deja limpio dicho yacimiento, ya sea en un par de jornadas o a lo largo de semanas enteras, ya que para ellos es difícil resistirse a un margen de cero costes y multiple beneficios. También se caracteriza esta tipología por ser la que acoge el mayor número de lotes nacionales a través de su red de contactos con buscadores-vendedores. No esperemos por tanto etiquetajes completos, ni correctos, ya que en muchas ocasiones no les interesa etiquetar correctamente el huevo, no sea que les desplumen la gallina, y luego los huevos se deprecien. También es habitual encontrar en sus establecimientos o stands, piezas manipuladas, arregladas, parafinadas y aceitadas, no es la primera vez que bajo una pieza encontramos un charco de aceite con el que ha sido embellecida. Ante este tipo de vendedor, la desconfianza es nuestra mejor arma, manteniendo la frialdad de compra que sea necesaria y no dejándonos engañar por la estética de la pieza. En muchas ocasiones, lo “barato” sale caro, y en este tipo de puestos aún más. Estos semiprofesionales son mayoría en el sector, alcanzando hasta un 50% del total.
Una vez hecha esta recapitulación sobre los pesos pesados de este tipo de comercio, pasamos al vendedor amateur, aún más diverso que los anteriores, y también más minoritario, aquí ya nos encontramos con una falta total de relación calidad/precio/información, ya que la mayoría se rigen por los precios y formas de venta ajenos, buscando una competitividad a la que no pueden aspirar excepto en mínimas ocasiones, a raíz de un producto excepcional o poco visto, ninguno de este tipo de vendedores ofrece ninguna garantía, ya que aquí la fiscalidad es nula, así como los pilares de un negocio estable. Acuden a aquellos eventos que pueden permitirse, por cercanía a su hogar, bajos precios de los metros de exposición y un largo etcétera de razones, sin embargo se han convertido en vendedores internautas, la gran mayoría, muchos de ellos se encuentran en webs de subastas, paginas de venta propias, en portales de donde extraen listados para mailings etc… Es en este sector, totalmente perteneciente ya al mercado negro, donde la información veraz desaparece, excepciones aparte, aquí es donde ya no te puedes fiar de las etiquetas, ni del mineral, ni de nada, donde reclamar es una utopía y pedir factura una quimera. Para ilustrar esta tipología me serviré de diferentes ejemplos:
1- Vendedor que en la red comercializa unas Fluoritas, con etiqueta del Pais Vasco, a precios altos, dada su rareza y calidad, ésta última aún más extraña viniendo de donde dice que vienen. Se comprueba que dichas piezas son asturianas, por lo tanto, frecuentes, y dentro de lo que es la fluorita asturiana, corrientes. Consecuencia: Compradores insatisfechos, engañados y decepcionados. Garantía de devolución: ninguna.
2- Vendedor que en la red comercializa fluoritas asturianas, bien etiquetadas, por lotes, con pagina de venta dirigida al extranjero en su mayoría (idioma, formas de pago etc) Supravaloradas, es decir que puede llegar a pedir 1500 euros por un lote de 50 euros de la Moscona. Le compran un lote desde el extranjero, envía las piezas mal embaladas, llegan rotas y tocadas en su mayoría, no se hace responsable y se embolsa el dinero. Consecuencia: la misma que en los anteriores casos.
3- Vendedor que en la red comercializa minerales en subasta, que ha comprado a bajo precio, lo que venimos llamando ñuscos, que se inventa minerales y procedencias para elevar su valor. Tampoco se hace responsable del estado del envío, ni de la falsa información ofrecida. Consecuencia: para que explayarnos.
4- Vendedor que comercializa minerales en subasta, que ha sacado de un filón en su localidad, etiquetaje incorrecto o falso, precios disparatados, ninguna garantía y mucho menos la devolución por roturas.
Estos son solo cuatro ejemplos reales del tipo de vendedor amateur volcado en la red, habitualmente este tipo de vendedor ni sabe ni entiende de mineralogía, solo busca el beneficio rapido que pague sus deudas y sus vicios, suele cubrirse de una cierta capa de honorabilidad cuando te lo encuentras en los yacimientos, sin tú preguntarle nada te dice: “Aquí recogiendo unas muestras para vender a los niños en cajitas de 4x 4, en plan didactico, yo no gano dinero con esto”. Es decir, un comerciante que dice no serlo, sino un altruista, generoso y desprendido. El peor de esta tipología sin ninguna duda.
Deciros también que hay personas honestas y responsables dentro de esta tipología, la cual ocupa un 15% del total del sector, pero son difíciles de identificar entre tanta morralla, y aún menos por internet.
Y ya por último, formando parte también de este mercado negro, el vendedor coleccionista, aquel comerciante poco habitual, el cual sólo pone un stand en eventos contados, locales en su mayoría, aprovechando la feria de su pueblo o ciudad, el cual no vive de esto y solamente intenta sacarse un chusco con el que comprar piezas al resto de comerciantes, habitualmente es una tipología abierta al trueque con los clientes, más cercana y más de fiar, ya que comparten con los coleccionistas su ilusión por coleccionar, y por lo tanto suelen entregar etiquetas correctas, minerales a buen precio y calidad cuando la tienen. También y dada su falta de ánimo de lucro se hacen responsables de lo que venden y garantizan devoluciones o errores, algo muy a tenr en cuenta. No disponen ni de la variedad ni de la cantidad de producto que los demás, pero siempre se puede encontrar esa pieza que en otro stand te costaría diez veces más, siendo la misma. No es raro que este tipo de comerciantes ocasionales tenga problemas con los amateurs y con los semiprofesionales en dichos eventos, ya que se les acusa de “tirar los precios” y de competencia desleal, juzgue el lector quien es el desleal en ambos casos, sobre todo con el cliente.
Este ha sido el repaso a los claroscuros que adornan el comercio mineralógico actual, un repaso general, donde ya no valoro al submundo del mercado negro, los buscadores-vendedores, aficionados que se lucran de la venta de minerales acercando el producto al mercado negro, estos ya se valoran por si mismos, sin necesidad de que los descalifique nadie.
Tras este repaso, un apunte final, si eres novel, y quieres comprar minerales, dejate asesorar por un veterano, no saques ni un euro del bolsillo hasta no estar seguro de tu compra, y si tienes dudas, date la vuelta y vete, ya habrá tiempo de comprar o adquirir una pieza similar, desconfía de las ofertas y de los adjetivos como “unico” “exclusivo” “raro” “especial” o directamente del que te dice “de esto ya no hay”. Son muchos los mail recibidos por el Mineral Digital durante estos años, relatando compras, piezas y dudas, de personas engañadas y decepcionadas, duele leer estos mails, donde la buena fé, la ética y la moral han sido vencidas por el beneficio, un beneficio que amén se les atragante y les haga las personas más desgraciadas de la tierra.
Un saludo norteño
Texto : Picapiedra
Imagenes: Forges, Quino y Heliotropo.
2 comentarios:
Me ha gustado mucho esta editorial, pero como siempre lo dificil y lo importante es luchar en contra de esto, los comerciantes en negro. Un ejemplo, en algunas ferias europeas no pones un stand si no eres profesional (tienes que tener número IVA). Con los intercambios (piedra-piedra, no piedra-money!) no se puede ni se debe hacer nada... Solución? Denuncia e inspección de hacienda a las ferias.
Como siempre, Picapiedra da en el clavo. No merece la pena gastar mucha saliva en todo esto. Lo que no sé es como se le puede poner solución. Saqueadores y chinches mineralógicas que no tienen ni puta idea de lo que es una buena pieza y que te la venden a millón, que son capaces de hundir o arruinar una mina con tal de ser ellos los que se queden con todo son una especie demasiado frecuente por estos lares. En fin, con su pan se lo coman. El problema es que te obligan a tí a callarte donde puedes picar para que no vengan estas garrapatas y lo asolen todo, y eso es lamentable. Y luego los engaños, las falsificaciones, los timos ... y todo por ganar cuatro duros. En fin ...
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