miércoles, 22 de agosto de 2012

Freno a la recogida de fósiles en León.

León es desde hace 30 años un gran supermercado gratuito de fósiles considerados únicos en el mundo, algunos de hace 530 millones de años. Los expoliadores se han llevado sin miramientos camiones completos de piezas valiosísimas que luego han vendido como souvenirs en Europa, en mercadillos y a coleccionistas privados. Y lo han hecho con total impunidad de las administraciones, que han permitido diseminar un patrimonio paleontológico espectacular capaz de dar trabajo a decenas de investigadores y de convertirse en una fuente de riqueza ligada al turismo.

Para plantar cara a un expolio de «millones de piezas», según calcula la investigadora principal del Grupo Geomorfología y Patrimonio Geológico de la Universidad de León, Esperanza Fernández, y otros académicos, como Eladio Liñán, de la Universidad de Zaragoza, la Junta impulsa la aplicación de una normativa que apuesta por la conservación. En el 2007 se publicó la Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad, que, aunque no contempla importantes sanciones, detenciones o penas de cárcel para este tipo de delitos como sí han hecho en otras autonomías españolas, incide en la catalogación, protección y puesta en valor. Hasta hace cinco años no se había podido frenar la sangría de piezas y existía una desprotección «inusual», según los investigadores, que el Gobierno autonómico intenta ir corrigiendo.

Sin multas

De hecho, el servicio territorial de Medio Ambiente reconoce que no ha tramitado «jamás» multas por robar o dañar fósiles en la provincia, y la Guardia Civil se tiene que remontar a hace tres décadas para rastrear dos únicas denuncias en Aviados a unos alemanes pillados in fraganti, que pagaron 20.000 pesetas, pero se llevaron las bolsas que ya tenían cargadas de piezas en una furgoneta. La Ley del 2007 deja la regulación del patrimonio geológico en manos de los Planes de Ordenación de Recursos Naturales. Así, el PORN de Las Médulas ya prohíbe la recolección de fósiles, al igual que el borrador de Babia y Luna, que incluye un anexo de áreas de interés geológico, donde se reforzará la vigilancia con agentes del Seprona cuando el plan entre en vigor. El jefe del servicio de Medio Ambiente, Mariano Torre, explica que la herramienta «más eficaz» para salvar los yacimientos son los planes urbanísticos, «más flexibles y rápidos que declarar un espacio protegido. Es como construir donde no se puede y dar la oprtunidad a los ayuntamientos de sancionar porque será suelo rústico de protección natural».

Junto al rosario de fósiles que León ha dejado perder hasta ahora, existe una fuerte demanda de museos de todo el mundo para mostrarlos. Fue el caso del Leonodus, el diente de tiburón más antiguo encontrado hasta la fecha, que salió a la luz con las obras de la autopista a Asturias en los ochenta. Se bautizó en honor a la provincia, pero se exhíbe a miles de kilómetros de distancia, en el Museo de Historia Natural de Londres. Otro ejemplo surge en los sótanos del Senckenberg alemán, que poseen 25 armarios de siete metros de altura con colecciones leonesas, al igual que los museos de la Universidad Católica de Lille y Lovaina (Francia), de donde venían expertos que «recogían y se llevaban las piezas a sus países de origen, aunque en la mayoría de los casos, al ser profesionales, ha servido para conservarlos, estudiarlos y mostrarlos al público», matiza Esperanza Fernández.

Espacio expositivo

La falta de un espacio expositivo en la provincia ha impedido dar a conocer al primer escorpión terrestre de la Península, la cucaracha primitiva Omalie y hasta un curioso antepasado de los dinosaurios, el temnospódilo, localizados por el leonés José Vicente Casado. Este aficionado, que posee una tienda de venta de fósiles y meteoritos, firmó un convenio con la Fundación Cultura Minera para ceder su colección de 3.500 piezas. Casado ha alquilado sus ‘trofeos’ a un centenar de museos desde Japón a Austria, EE.UU. o Francia. Otros muchos de los fósiles de especies y animales nuevos que ha recuperado en León los ha depositado en el Instituto Geominero de Madrid, con la condición de que regresen a la provincia cuando exista un museo específico.

León posee el mejor patrimonio paleontológico de Europa de la era cámbrica, devónica y carbonífera. Fósiles que han permitido demostrar cómo eran los mares de la era Paleozoica en los que se formaron las rocas que hoy constituyen las montañas de la provincia. Prueba de ello son los trilobites, cuyos ejemplares más antiguos se hallaron en Barrios de Luna y han permitido demostrar que hace millones de años León y la actual ciudad de Nueva York compartieron una franja costera bañada por un mar llamado Iapetus. El excepcional valor de las concentraciones de trilobites del valle del río Luna y de graptolitos de Salas de la Ribera, en El Bierzo, es lo que ha hecho que ambos yacimientos figuren entre los cinco españoles de relevancia internacional. Igualmente, los corales más primitivos, Adradosia (en homenaje a la localidad de Adrados) o Luciella (Santa Lucía), se localizan en Matallana de Torío. Han estado abandonados secularmente, pese a que León es punto de referencia en todas las universidades que imparten Geología o Paleontología.

Los yacimientos han sido hasta ahora un «hiper» gratuito que la Junta intenta atajar también con acciones de protección desde la Fundación del Patrimonio Natural. La provincia puede enseñar mucho sobre el origen y la historia de la vida animal en el Planeta, pero pocos científicos y aficionados son conscientes del tesoro escrito y olvidado en sus montañas y valles.

Fuente: Diario de León

Texto: Pilar Infiesta

Imagenes: Deleonvengo, Diario de León, Aragonito Azul.

Enviado: Maria Jesus Cañas. León

Composición: Picapiedra

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