En la cuenca del río Tajo se encuentra el pantano de Valdecañas, lugar habitual de pesca y ocio para muchos españoles. En este embalse de 7.300 Ha., inaugurado en 1964 se encontraba la antigua población romana de Augustobriga, algunos de sus restos fueron trasladados antes de la embalsada para que no quedaran bajo las aguas, tal es el caso de el arco romano de “Los Mármoles”, hoy situado en la orilla más alta, refugio de enamorados, fotógrafos, y pescadores. Procedentes de estos últimos y de una larga y serena tarde de domingo es el hallazgo de estas turmalinas negras. Muy comunes en la provincia cacereña ya que también han sido halladas en Valencia de Alcántara, Alcuescar, Valdefuentes y Albalá. 
Yacimiento de turmalinas, arriba a la izquierda las ruinas de "Los Marmoles"Su descubridor bajo las ruinas de “Los Mármoles”, Pedro Ángel Gómez, nos relata su hallazgo: “Las encontré un día que fui a pescar con mi cuñado, estando sentado en la orilla las vi, y creí en un principio, que eran tizones de las lumbres, pero al cogerlas y no mancharme las manos, me di cuenta que eran mineral, luego rebuscando encontré varias piezas más”
Efectivamente, estas turmalinas negras, también llamadas chorlos o turmalinas férricas se presentan en cristales prismáticos alargados, a menudo con secciones triangulares, curvadas o hexagonales; las caras del prisma están a menudo intensamente estriadas paralelas a su longitud. La roca en la que se presentan es una mezcla de cuarzo y feldespato, lo que confiere a estas piezas un contraste excelente con el brillo vítreo de estos cristales. Su dureza oscila entre 7 y 7,75, sin embargo ésta se ha visto alterada por su contacto con el agua del pantano y ahora se sitúa entre 3 y 3,50. Como se puede apreciar en las fotografías su fractura es concoidea y desigual. Su densidad es de 2,9 g/cm. aunque su mayor contenido en hierro puede elevarla hasta 3,5 g/cm.
Este yacimiento de turmalinas es un aliciente más para disfrutar de esta hermosa comarca cacereña, junto con la pesca de carpas y la agradable conversación de los habituales del lugar. Todo ello bajo la impresionante mole de “Los Mármoles de Augustobriga” y el discurrir de las aguas del Tajo.
Fotografias: Pedro Angel Gomez
Texto: Picapiedra
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