Ha muerto Casimiro Bayón, nuestro querido amigo, compañero y consocio de la Asociación Archivo Guerra y Exilio (AGE). Falleció el día 20, a las 9 de la mañana en el Campello (Alicante). Tenía 84 años. Casimiro veló durante los últimos años de su vida por el combate de reconocimiento de los guerrilleros antifranquistas. Su gran amigo y compañero, Francisco Martínez "Quico", le tuvo siempre a su lado en esta última batalla de reconocimiento. Casimiro venía de lejos, desde una larga contienda. Como militante histórico del PCE y de CC OO realizó combates gigantescos como el de la huelga de 1957, manteniendo la resistencia, en la mina La Calamocha, allá, para él su tierra de formación y de combate, su Asturias de resistencias, encabezando un sindicato, Comisiones Obreras, que tanta relevancia tuvo en aquellos momentos de lucha contra el franquismo, y en el que tanta gente anónima nos hemos visto reflejados como un ejemplo de la lucha por las ideas.La localidad de La Foyaca, en Langreo, tuvo el honor de tener entre sus hijos a Casimiro Bayón, quien nació en 1925 y tuvo, como tantos compañeros, su destino en la mina. Desde que en 1956 se afiliara al PCE, para organizar la resistencia en la mina La Calamocha, hasta el final de sus días, fue miembro del mismo, del mejor patrimonio que ha tenido siempre el PCE, y que ha dado con sus huesos en las cárceles, como es el caso de Casimiro ya que en 1958, fue encarcelado y posteriormente en el camino del exilio hacia aquellos países que dieron cobertura a los grandes luchadores por la libertad de este país. Su exilio fue en la antigua URSS, en Francia, en Bélgica, y así hasta la muerte del dictador, fecha en la que pudo regresar, como tantos compañeros a partir de 1976, cuando aquí la transición y las huelgas de enero de 1976 estaban costando tantos muertos entre los sindicalistas y entre los luchadores por la amnistía, la libertad y la democracia .Casimiro, junto al guerrillero antifranquista, y miembro también del PCE, Francisco Martínez "Quico" fueron socios de la Asociación Archivo Guerra y Exilio (AGE) desde el año 2001 y fundaron AGE País Valencià en 2005, siempre profundizando en los valores de la República, de la solidaridad y de la libertad. Como tantos compañeros anónimos que han ido quedando en el camino, unos en el combate para crear esta democracia que vivimos y otros en edades nonagenarias sin haber visto realizados sus ideales de reconocimiento para los compañeros de la guerrilla antifranquista. Así fue Casimiro Bayón, un hombre que no renunció a sus ideas, que lucho por ellas y que nos deja en esta orilla del camino sabiendo que permanece su corazón entre nosotros. Hasta siempre combatiente.
Entrevista a Casimiro Bayón en 2007 A través del teléfono la voz de Casimiro Bayón suena endeble, pero a sus 82 años y con una larga vida de militancia en el Partido Comunista y en Comisiones Obreras, le sale un tono de firmeza cuando se trata de recordar fechas y nombres ligados a la historia del movimiento obrero en Mina La Camocha que él vivió. Y más fuerte aún cuando asegura que le hubiera gustado viajar a Gijón hace unos días para solidarizarse con los mineros del último encierro en la explotación hullera gijonesa, en la que hace medio siglo Casimiro Bayón organizó la primera comisión obrera, antesala de una huelga de nueve días que marcó, para siempre, la historia del movimiento obrero español. La propaganda del Partido Comunista convertiría aquella primera comisión obrera de Mina La Camocha en la punta de lanza de la creación del sindicato Comisiones Obreras. Verdad o mito, lo cierto es que Mina La Camocha pasó a la historia como el origen de Comisiones Obreras y Casimiro Bayón tuvo mucho que ver en ello. Ésta es su historia.
-¿Se acuerda del primer día que bajó a la mina? -Claro que me acuerdo, perfectamente
-¿Y tuvo miedo?
-No, nunca lo tuve en todos los años que estuve en la mina. Como suelo decir, fui un minero de corazón.
-¿También se ganaba más?
-Bueno, me parece que sí, pero en aquella época mi padre estaba preso, condenado a pena de muerte, y éramos muchos hermanos; unos iban a un sitio y otros a otro, por las caserías, a pedir, a trabajar...
-¿Cuántos hermanos fueron?
-Fuimos doce, pero a dos no los conocí y después otros dos murieron al poco tiempo de acabar la guerra; quedamos ocho hermanos.
-¿Después de trabajar en el pozo María Luisa ya se fue a La Camocha?
-No, después estuve en el pozo Fondón porque quería ser picador y allí empecé de picador. Al María Luisa volví después otra vez, y de ahí ya me marché para La Camocha, en el año 1950. La razón fue que en Langreo había pedido casa y no me la dieron, pero sí me la dieron en La Camocha, por eso me marché.
-¿La Camocha era una mina difícil para trabajar?
-De la que yo entré había más polvo, o sea, menos ventilación, pero después ya mejoró la cosa cuando calaron una chimenea en Mareo. Pero era una mina muy dura, aunque es verdad que siempre estuve en ramplas anchas, que era donde más se ganaba.
-¿Y se afilió entonces al Partido Comunista?
-En 1950, cuando fui a trabajar a La Camocha. -¿Era de familia comunista?
-Algo que nunca tuve muy claro es si mi padre pertenecía al Partido Socialista o al Partido Comunista. Él era militante y recuerdo que antes de la Revolución de Octubre de 1934, cuando yo era un niño, a otro guaje y a mí siempre nos decían que si veíamos a la Guardia Civil que fuéramos en seguida a avisar a casa. Y recuerdo a mi padre que, cuando le íbamos a avisar, salía por la ventana de la cocina a un prau que daba al monte de La Hueria.
-¿Cuántos obreros había en Mina La Camocha en 1950?
-En ese año no me acuerdo, pero cuando la huelga de 1957 éramos unos mil quinientos.
-¿Los mineros estaban concienciados políticamente o había miedo?
-Lo que noté fue una diferencia muy grande entre los grupos de Sama y La Camocha. Creo que era debido a que La Camocha estaba fuera de las dos cuencas mineras y la represión era menor.
-¿Había muchos comunistas en La Camocha?
-Cuando la huelga de 1957 éramos diecinueve.
-¿Y socialistas?
-Claro que los había, y nosotros teníamos relaciones con uno que se llamaba Enrique Carrió, pero organizados no estaban.
-¿Quién era el dueño de la mina?
-La Minero Siderúrgica de Ponferrada.
-¿Era buena empresa?
-La explotación era la misma en un lado que en otro, pero es verdad que me sentí muy a gusto en La Camocha. Nos cambió mucho la vida, en La Camocha había una barriada de mineros, todos nos conocíamos -¿Cuánto ganaba de picador en La Camocha?
-De aquella estaba sobre las cinco mil pesetas, pero estamos hablando de trabajar a destajo y en ramplas muy anchas, donde estábamos picadores escogidos.
-¿Cómo se creó la comisión obrera de Mina La Camocha?
-Todo viene de la huelga que se convocó en enero de 1957. Había varios problemas, pero los fundamentales eran el precio de los destajos, el aumento de salario en los testeros, los puestos compatibles para los silicóticos de primer grado y la reducción de jornada para los que trabajaban en agua.
-¿Y entonces fue cuando se convocó la huelga de 1957?
-Claro, es que la empresa no daba solución a lo que se le planteaba, y la comisión fue creada antes de la huelga.
-¿Quién la creó, el Partido Comunista?
-El Partido Comunista distribuyó las tareas del comité; entonces uno era de finanzas, otro de prensa, etcétera A mí me tocó trabajar con los problemas de los trabajadores de la mina.
-¿Y quién formó el resto de la comisión?
-La formaban Pedro Galache y Gerardo Tenreiro, pero no había, como se escribió, católicos y «socialistas de corazón».
-¿Sólo eran tres?
-Sí, Galache, que no tenía adscripción política; Tenreiro, un picador falangista, y yo. Tenreiro era muy protestón y creía que no lo tocarían por ser falangista, por eso daba la cara, y yo presté mucha atención a eso. Pero hay que saber que los problemas que teníamos en la mina no eran ideológicos, eran laborales.
-¿Quién salió como enlace sindical?
-Salí yo, y Galache de suplente, y hasta las elecciones de septiembre de 1957 trabajamos codo con codo. Después de las elecciones, Galache ya quedó al margen.
-¿En la huelga paró todo el pozo?
-Claro, y la importancia de esa huelga, no me canso de decirlo, es que fue general, que no se había dado en ningún lado. Y, al mismo tiempo, no hubo represalias ni detenciones, se dieron mucha prisa en aceptar las reivindicaciones. Tenían miedo de que la huelga saltara a otros grupos.
-¿Qué consiguieron?
-Bueno, al final sólo el aumento del precio de los testeros. Pero lo esencial fue que, al no haber represión, esa tendencia que había entre los mineros de decir que no había nada que hacer se acabó y a partir de ahí empezó otra era.
-¿Les fue difícil llevar a los mineros a secundar aquella primera huelga?
-No, el Partido Comunista era pequeño, pero se había trabajado muy bien y, bueno, me fastidia decírselo, pero yo tenía mucha simpatía entre el resto de los mineros; siempre fui muy activista y era una persona muy seria, no era de andar por los bares, y era buen trabajador.
-¿Había Guardia Civil en el pozo?
-No, los guardias civiles andaban por detrás de las sebes y ellos fueron los que dieron en llamarla la «huelga del silencio» porque de lo importante hablábamos dentro del pozo.
-¿Hubo represión en la huelga de 1958?
-Sí, ahí ya la hubo. Me detuvieron quince días en la Comisaría de los Patos (estaba en la calle Cabrales, en el antiguo edificio de la Cámara de la Propiedad) y luego me llevaron a la cárcel de El Coto dos meses. Me despidieron de la mina y me desterraron.
-¿Volvió a la mina?
-No, después ya tuve una vida clandestina, entraba y salía de Francia. Caí luego enfermo y estuve un año y medio en un hospital de la Unión Soviética. Luego volví a París a lo que me dijera el Partido Comunista, y me mandaron a Bruselas, donde me reuní con mi mujer y mis hijos. Y en Bélgica viví de 1964 a últimos de 1976, cuando volví a España.
-¿Ya jubilado?
-Qué va, empecé a trabajar otra vez en el pozo Molinucu el primer día laborable de 1977, y estuve así hasta que caí enfermo y ya no trabajé más.
-¿Desde cuándo vive en Alicante?
-Desde hace veinticinco años, el clima me sienta muy bien.
-¿Echa de menos Asturias?
-Hay una cosa, y es que tenía una porfiria hepática, y cuando veníamos a Alicante mejoraba una barbaridad.
-Si vuelve la vista atrás, ¿le mereció la pena?
-Sí, mereció la pena, aunque todos pensábamos que habría una ruptura que no se produjo. Y lo que es lamentable es lo que ocurrió y está ocurriendo en el Partido Comunista. A pesar de todo, teníamos unidad, y digo que quizá porque no había sillones para repartir. De aquélla, los puestos no eran de sillones, eran la Comisaría o la cárcel.
-¿Le apena que Mina La Camocha cierre?
-Mire, cuando me enteré me dio mucha pena. En La Camocha tuve mucha actividad. Allí me nació un hijo y me murió otro. Allí empecé a militar en el Partido Comunista. Y también me dio mucha pena que no pudiera viajar a Gijón para solidarizarme con los mineros que estaban dentro del pozo (se refiere al encierro de hace unas semanas para exigir el pago de los atrasos salariales).
Descansa en paz, minero.
Texto comunicado AGE: Dolores Cabra. Secretaria General de la AGE.
Entrevista: J.M. Ceinos. Lne.es
Imagenes: Jacilluch. Tugurcio. Lne.es.noticias
Composición: Picapiedra
1 comentario:
Todo un luchador. Mi padre trabaja en CCOO y que yo sepa, hacen bastante menos de lo que hacian estos sindicalistas, al menos en esas huelgas. Descanse en paz.
Guzmán
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