Todos los días, desde el inicio de los tiempos, en algún
lugar de este mundo nuestro, un ser vivo se agacha sobre el terreno y recoge
una piedra, este leve acto, que hoy en día nos parece tan natural y cotidiano,
ha fundado nuestra civilización, los múltiples usos que se han desarrollado a
partir de esta recogida inicial y las miles de preguntas y cuestiones que este
ínfimo acto ha planteado, crearon campos de conocimiento tan amplios y extensos
que nos permitirán, como especie, migrar a otros mundos, donde también, todos
los días, alguien se agachará a recoger otra piedra.
Ante la piedra, hemos preguntado, ¿Qué es esto?, ¿Me sirve?,
¿Para qué?, y hemos razonado, puedo lanzarla, afilarla, pulirla, apilarla,
calcinarla, transformarla, y también puedo…..guardarla, ¿por qué?, porque es
bonita, valiosa, o nos resulta interesante. La piedra ha sido moneda, patrón, tesoro
y reserva, es gema, joya y quilate, combustible y energía, hemos hecho de la
piedra la base sobre la que sustentarnos.
En la actualidad, en este mundo civilizado y aséptico en que
se están convirtiendo las sociedades más avanzadas, recoger una piedra
significa mancharse las manos, y eso puede ser fuente de un sinfín de
enfermedades causadas por las bacterias, virus, y otros seres vivos que puedan
vivir en ella, recoger una piedra hoy en día está prohibido, si, ha habido que
proteger las piedras en zonas concretas de territorios cada vez más extensos,
existen prohibiciones nacionales para impedir la recogida de animales
petrificados, prohibiciones de recogida de piedras caídas del cielo,
prohibiciones de todo tipo destinadas a impedir ese acto natural que ha sido y
es, recoger una piedra.
Así que no es extraño que el ciudadano aséptico, rodeado de
leyes y prohibiciones, aislado del medio natural, excepto como visitante
ocasional para actividades deportivas de moda o turista eventual, no entienda,
ni crea, que ese cristal de hierro cubico que tiene en las manos….es natural,
que las diferentes morfologías de las piedras, no las ha hecho un ser humano,
que existe un mundo natural, y subterráneo, que ya desconoce, e incluso teme,
porque en el mundo aséptico todo es luz blanca y espacios abiertos, y todo lo
oscuro, es sórdido, es sucio, es pobre, y debería prohibirse, como recoger
piedras.
Los hay que nacemos con la maldición de recogerlas, los hay
que sentados al borde de un lago subterráneo, con las piernas colgando en el
vacío, en plena oscuridad salvo por el fino rayo de luz del casco, con un
bocadillo de sardinas en una mano, y una bebida en la otra, la cara tiznada, el
buzo embarrado, y los minerales en la mochila….somos malditos, si, somos esos
bichos raros que coleccionamos minerales buscándolos en minas abandonadas,
obras públicas y todo agujero en el suelo que nos permita llegar a ellos. No
somos montañeros, ni senderistas, ni cazadores, ni turistas, somos los
malditos, los buscadores.
Somos aquellos a quienes los asépticos buscan, porque
quieren comerciar con lo extraído, porque quieren museizarlo, porque quieren
estudiarlo, porque quieren referenciarlo, fotografiarlo, publicarlo, y
guardarlo, si, guardarlo, porque hay asépticos que coleccionan, que no buscan,
compran, y ante la demanda, la mayoría de buscadores vende, y el que no vende
la piedra recogida, ese es maldito entre los malditos, maldito cien veces.
No sé si esta piedra que tengo en la mano, tendrá memoria,
mientras la acaricio con mis dedos, y decido que hacer con ella, se me va
dibujando una sonrisa en la cara, porque sí, yo si tengo memoria.
Texto e imagen: Maldito Picapiedra
4 comentarios:
Es Maldito cien veces
o cien veces maldito
y en vitrinas poscrito
tesoros que embelleces
batallas que engrandeces
por buscar lo prohibido
que del suelo ha nacido
por tenerlo guardado
por haberlo contado
y no haberlo vendido
Bonita espinela te ha salido, enhorabuena maldito.
Gritad, gritad malditos...
creo que era: Danzad,pero que más dá,saludos pepe
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