jueves, 18 de septiembre de 2008

Piritas de Navajún. La Rioja



La Rioja guarda en su pequeña extensión gran cantidad de tesoros, unos de carácter cultural e histórico, y otros de índole exclusivamente natural en los que el ingenio o la mano del hombre nada han tenido que ver. Entre estos últimos se encuentran las piritas de Navajún, formaciones minerales cuya perfecta cristalización atrae el interés de coleccionistas y mineralogistas de todo el planeta. Pedro Ansorena Conde, propietario de la concesión de explotación del yacimiento 'Ampliación a Victoria', nos ayuda a comprender mejor el origen de estos cubos perfectos a los que la cultura popular ha llegado a atribuir cualidades mágicas.
Este yacimiento único en el mundo está situado en el término municipal de Navajún, en un lugar denominado Barranco de las Minas, a 1.200 metros de altura en plena Sierra de Alcarama. Pedro Ansorena cuenta que, aunque le gusta pensar en su padre como el descubridor del yacimiento, en realidad su explotación comenzó en el año 1850 de la mano de un catalán -de nombre también Pedro- que destinaba este mineral a elaborar unas piezas de artillería que, al rozar con el pedernal, producían la chispa que detonaba la pólvora de los mosquetes. La historia se desdibuja hasta que, en 1965, el padre de Pedro llega a la cercana localidad soriana de Cigudosa para trabajar en la investigación de una mina de arena argentífera.
«Allí oye comentar que en Navajún existía un barranco en el que salían pitones, una de las denominaciones populares de las piritas. Esto despierta su interés y solicita dos permisos de investigación consecutivos, de tres años cada uno. Terminado este período, en 1971, nos dan una concesión de explotación y desde entonces trabajamos en ella sin interrupciones», relata Ansorena.
Un 85% de la explotación del yacimiento se destina a coleccionismo, «y puedo asegurar que ésta es la única explotación en Europa dedicada a esa finalidad» -señala Pedro Ansorena. El material que no puede dedicarse a esto por estar roto o por ser de menor calidad tiene diversos destinos. Uno es la bisutería. «Con las piritas se elabora una joya isabelina denominada marquesita, que presenta tallas en diamante engarzados en plata vieja: este proceso lo lleva a cabo la casa Swarovski en Austria». «Otra utilidad es la gemoterapia, o curación de algunas dolencias a través de los cristales o minerales», continúa Ansorena. «Y se dice que las piritas son buenas para aliviar problemas de garganta y de tensión arterial, en el plano físico, y para lograr tranquilidad, asentamiento y mantener los pies en el suelo en el plano psíquico y emocional. Los esotéricos también dicen que es la piedra del dinero, pero yo no lo he comprobado todavía», concluye el propietario de la mina con expresión resignada.
Existe otra utilidad que los americanos denominan 'tambling', que consiste en introducir las piritas en una especie de hormigonera con abrasivos diferentes: el mecanismo gira, produciendo el rozamiento entre las piedras hasta que toman formas redondeadas y muy brillantes, similares a las pepitas de oro. Las piezas más grandes y esféricas se emplean para jugar con ellas y eliminar tensiones.: «Aunque nos resulte increíble, los americanos todavía sienten en su interior los efectos de la fiebre del oro», añade el responsable de la explotación.
La cristalización cúbica e insolada de las piritas de Navajún es única en el mundo y por ello su comercialización ya no conoce fronteras. Pero el camino hasta aquí no estaba hecho y Pedro Ansorena, cuando adquirió los derechos de explotación de la mina, inició un largo peregrinaje por distintas ferias para dar a conocer su producto.
«Cuando comencé acudía a una feria en el extranjero por semana, sobre todo en Francia, Italia. Me pasaba la vida en la carretera. Esos primeros tiempos fueron duros, como en cualquier negocio, pero sirvieron para dar a conocer las piritas de La Rioja en todas partes: hoy se encuentran en colecciones muy importantes y no hay museo de mineralogía en el mundo que no tenga en sus fondos piritas de Navajún».
Los trabajadores de la mina sacan el material en bloques de roca y luego los trabajan en un taller instalado en Aguilar del río Alhama. Allí limpian, tallan y seleccionan en función de la demanda que haya que satisfacer: «Cada coleccionista es un mundo y tiene sus preferencias en cuanto a tamaño y forma», explica. «Los niños también hacen sus colecciones y tenemos que preparar piezas pequeñas destinadas a ese público. Lo que más me gusta de esta explotación es que cualquiera, a cualquier nivel, puede tener una pirita de Navajún. Eso es algo que me satisface enormemente», afirma.
La empresa cuenta con cuatro personas encargadas de realizar todo el trabajo durante todo el año: Pedro Ansorena, ingeniero técnico de minas, y tres «especialistas en trabajo bien hecho, que llevan conmigo muchos años y dominan la labor a la perfección. Cuando recibimos un pedido especialmente grande recurrimos a alguna persona más, pero son casos muy puntuales».
Pedro Ansorena explica la formación -la paragénesis- de las piritas recurriendo a una imagen de su tierra de origen, Santander, en la que confluyen mar y río.
«El mar aporta a las costas cantidades enormes de material orgánico y del continente llegaban ríos muy meandriformes, con muchos recovecos, que arrastraban todo lo que encontraban a su paso. Todos estos materiales fueron depositándose en una llanura de inundación y dieron lugar al azufre de la pirita, que es en esencia un bisulfuro de hierro. Sabemos que el azufre, en el caso de Navajún, es orgánico. El hierro procede de tres formas diferentes: aportes externos a la cuenca, llamados framboides, que es hierro en estado puro, cloritoides férricos por otra parte, y yeso ferroso».
En un determinado momento, un movimiento de tierra hizo que estos materiales se hundieran a 750 metros de profundidad, donde se alcanzaba una temperatura de 450 grados centígrados y existían fuerzas de tensión y presión, es decir, metamorfismo. «Todo ello hacía que se dieran las condiciones idóneas para que las piritas comenzaran a formarse y a crecer sin que nada las perjudicara, logrando que se dieran los cubos por excelencia. De hecho -continúa Pedro Ansorena- hemos realizado mediciones precisas y nos dan aristas y ángulos iguales. Es algo que te hace pensar».
En la última orogenia alpina, hace quince o veinte millones de años, toda esta capa vuelve a resurgir y aparece el mineral como lo conocemos hoy. «Aunque sabemos que estas piritas se formaron en el período jurásico, hace unos 140 millones de años, desconocemos el tiempo que fue necesario para que se completara el proceso. Son coetáneas de los dinosaurios y, de hecho, en el yacimiento hemos encontrado varias huellas que pertenecían a las zonas lacustres y originaron sedimentos orgánicos».
Pitones, pisuelos, tánabos, cantalobos, espantalobos. Todos estos términos corresponden a las piritas, que en la cultura popular riojabajeña siempre han tenido algo de mágico. Fernando Sánchez Dragó, natural de San Pedro Manrique (Soria), las nombra repetidamente en su libro 'La España mágica'.
El autor de un tratado de mineralogía del siglo XVIII, Calderón, asegura haber visto piritas de La Rioja en Andalucía, hecho que se explicaría porque los pastores que se desplazaban en trashumancia las empleaban como arma arrojadiza contra los lobos. Asimismo, en algunas localidades de La Rioja Baja las mozas casaderas arrojaban tres piritas a su espalda para encontrar novio.
Navajún cuenta en la actualidad con dos casas rurales, ambas propiedad de Pedro Ansorena. La iniciativa surgió por la afluencia, sobre todo de extranjeros, que acudían a visitar la mina y que se alojaban en establecimientos ubicados en la zona de Soria: «Considero que el beneficio derivado de un bien riojano debe quedarse en La Rioja y la gente pensaba que las piritas pertenecían a Soria, a San Pedro Manrique, y no a Navajún».
Los visitantes más habituales son alemanes, suizos, austríacos, franceses, italianos y españoles, pero en el pueblo se han alojado también japoneses, chinos, canadienses y americanos, entre otros. La riqueza mineral, además, no es el único atractivo de la zona: el paisaje invita a dar largos paseos, tras los que podemos disfrutar de la buena cocina de Casa Don Pedro, seguros de que repondremos nuestras fuerzas con sumo gusto.
Pedro señala que el yacimiento es visitable, pero no deja de ser una mina en activo. Se trata de una explotación privada en la que hay personas trabajando y que conlleva riesgos reales para aquellas personas que se aventuran sin la debida supervisión.
Por este motivo se hace imprescindible solicitar una cita previa, que puede hacerse a través de la dirección de correo electrónico pedro@piritasdenavajun.com

Noticia: El Correo Digital
Autora: Miren Boronat
Envio: Iker F.

3 comentarios:

Ing. Omar D. Peña.- dijo...

Pablo :
Muy bueno tu artículo sobre las piritas, no tiene desperdicio. Saludos. Omar.-

Jose T. dijo...

Enhorabuena por el articulo, saludos.

Anónimo dijo...

Tengo la inmensa suerte de conocer a Pedro personalmente y se que lo suyo por esta explotación y estas piritas es verdadera pasión.
Cuando él te explica la formación de los cubos, entiendes su amor por ellos.

 
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