lunes, 1 de junio de 2009

Mina Emilia. Novales.Alfoz de Lloredo.Cantabria

Este fin de semana, el Mineral Digital visitó la Mina Emilia, en el pueblo de Novales, una antigua explotación de blenda que actualmente se halla en proceso de restauración medioambiental. Este yacimiento fue hermano del de la mina San José, en la misma localidad, de hecho los minerales extraídos de la Emilia eran transportados a la San José para su lavado y preparación.
La entrada para vehículos a la explotación se encuentra cerrada con una valla metálica, un cierre que no impide el acceso peatonal. Los trabajos de restauración apenas se limitan al cegado de las bocaminas inferiores del frente de cantera, algo apenas conseguido con grandes bloques de roca, los cuales se han deslizado hacia la galería principal sin llegar a obstruirla, no se aprecia plantación ni trabajos forestales de ningún tipo, al parecer se inició la restauración para luego abandonarse. De las instalaciones sólo existe un viejo transformador agujereado por las escopetas de los lugareños. En la pared de la cantera se pueden observar seis bocaminas, todas ellas forman el acceso a una única galería principal, las dos inferiores semicegadas, otras dos intermedias donde se encontraba el comienzo de los raíles, y otras dos superiores situadas a media pared, el mejor paso se encuentra en las intermedias. Una vez que se desciende por esta galería se llega a una gran entrada abovedada, la cual se divide en dos ramales principales, uno que sigue avanzando recto a lo largo del cual se ven las traviesas podridas y otro secundario que se subdivide en galerías más pequeñas de explotación y catas diversas.
En estas primeras galerías se aprecian geodillas dolomíticas en las paredes, las cuales ya han sido picadas, en la base aún se ven cristales de calcita mínimos de la variedad “ala de mosca” desprendidos de estas geodas, algo muy habitual a lo largo de todo el recorrido. Como mineral principal, la blenda vermicular, la cual recorre las paredes en finos haces tipo raíz, sirviendo de base o matriz sobre la que se asienta la Dolomita, esta última en formas botroidales y cristalización de silla de montar, en ocasiones blanca y en otras parda por acción de la oxidación. Ninguna pieza a destacar de estas mineralizaciones, exceptuando alguna pequeña cristalización de esta blenda sobre dolomía, cristales tamaño micro sin más. Tras internarnos en el trazado de los raíles llegamos a un desprendimiento del suelo que ha dejado estos colgando en el aire a lo largo de varios metros, el pozo que se abre bajo ellos nos limita el recorrido y nos obliga a desviarnos por galerías secundarias, a través de las cuales descendemos a los niveles inferiores, aquí la mineralización es más escasa, abundando las arcillas y las zonas inundadas, son estas mismas arcillas las que terminan con nuestra excursión ya que derrumbes de estos materiales han cortado los pasos inferiores, impidiendo cualquier progresión. Tras recoger alguna muestra de azabache que muestra vetas cortas en las paredes, nos damos la vuelta e iniciamos el ascenso, visitando todas las galerías intermedias, en las cuales encontramos abundantes testigos de las catas realizadas tirados por los suelos, así como restos de clavos y herramienta utilizada, recogimos un freno o tope de vagonetas que se encontraba clavado a una traviesa como recuerdo de las labores que aquí se realizaron. En esta zona se abren varios pozos de ventilación, algunos de ellos semienterrados por las arcillas y muy peligrosos ya que apenas se ven y constan de varios metros de profundidad. Por fin llegamos a las zonas donde abandonaron la explotación por falta de mineral, galerías llenas de testigos geológicos tubulares y tapones para barrenos. Nada reseñable mineralogicamente ya que se vé que lo poco que había para recoger ha sido picado con anterioridad y el resto es masivo. Si apreciamos en la galería principal que alguien ha picado la veta de blenda vermicular más cercana al suelo, dejando grandes bloques y piedras obstruyendo el camino, un trabajo improbo que creemos no le ha dado mayores resultados. Tras haber recogido algunas muestras salimos al exterior, donde abandonamos la gran mayoría de las piezas recogidas ya que no muestran ningún interés, guardamos un par de ejemplares de blenda cristalizada y alguna pieza más para ilustrar este articulo, pero serán sólo una muestra recordatoria de esta mina y no pasaran a formar parte de las vitrinas. Como leéis no siempre se obtiene fruto de las salidas, sin embargo, la jornada pasada en el interior es una experiencia más que añadir al bagaje de conocimientos y una buena forma de pasar el día.

Texto y Fotografías: Picapiedra

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